Colaborar con la Tierra
Jan 12, 2024La Universidad Viviente del Terreno es el nombre que le puse a nuestra Universidad. El propósito es recordarnos a cada momento que el terreno lo es todo. El terreno lo constituye el ecosistema interno de nuestro cuerpo (con sus parámetros como el pH, el rH o la resistividad, la composición química, el microbioma, etc) y también el ecosistema externo, con sus ríos y lagos, con la atmósfera, las montañas y los mares.
Lejos de ser una roca perdida en el Universo, nuestra Tierra es un ser vivo, que late continuamente (campo geomagnético) y se comunica con todo lo que está en su superficie (resonancia Schumann). Todas las células que tenemos son suyas. Cada una de nuestras "partes" pertenecen en realidad, a ella. Si crees que puedes vivir separado, trata de no respirar. Verás que no puedes, porque parte de tu sistema respiratorio está en los árboles. Tus células son prestadas, y las tendrás que devolver.
El hecho de que nos encerraran durante casi 100 días hace 4 años hizo que viéramos la maravillosa capacidad de regeneración que tiene la tierra, cuando no la molestamos. Volvieron especies que nunca habíamos visto cerca de nuestras casas, disminuyó la contaminación en muchos lugares, y nos dimos cuenta del enorme impacto que tenemos sobre la tierra.
Sin embargo, ese impacto no siempre tiene por qué ser negativo. Lo es cuando, desde nuestro egoísmo, nos creemos más que nadie, nos creemos dueños del mundo. Sin embargo, hay formas "amables" de interactuar con la naturaleza. La permacultura es una de ellas. Lejos de ser simplemente una forma de cultivar, la permacultura hace referencia a "toda la cultura", es decir, que integra la agricultura y también el diseño económico, politico y social basado en el respeto a los ecosistemas naturales.
"La permacultura es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza, de observación prolongada y reflexiva, en lugar de labores prolongadas e inconscientes, de entender a las plantas y los animales en todas sus funciones." (Bill Mollison)
La permacultura, como toda ciencia, parte de la observación.
Acostumbrados a pensar que sabemos más que la propia naturaleza, acostumbrados a jugar a ser dioses, los humanos hemos dejado la observación a los "expertos", y con una sensación de prisa que es la más alta expresión de la ignorancia, nos ponemos a arar, a romper, a explotar, sin pensar, sin observar la vida y todas sus expresiones.
A poco que hayas dedicado tiempo a observar la naturaleza, verás que todo en ella busca el equilibrio, la diversidad, la expresión continua, generosa y abundante de la vida. La vida encuentra siempre la manera de expresarse, de abrirse camino, no importa cuánto creamos controlarla. Basta con ver las tormentas que acaban con paseos marítimos construidos en lugares inadecuados, lluvias que arrasan construcciones que están donde en el paso natural del agua, plantas creciendo donde antes hubo edificios.
Si, la vida siempre se abre camino, de forma indómita. Y nosotros somos parte de la vida. Podemos pasarnos el tiempo peleando contra ella, o podemos alinearnos con ella, descubrir que somos una manifestación de la vida, y que la vida no tiene opuesto.
Creo que vale la pena (y la alegría) observar más la naturaleza, dejar que nos inspire. La ciencia lo sabe muy bien, por eso existe una rama de aplicación tecnológica de biomimetismo, la copia de determinados mecanismos de la vida en objetos cotidianos, como el velcro inspirado en la bardana, . Más allá de ello, la naturaleza es una fuente de inspiración y de asombro constante. Basta observar cómo crece una semilla y se transforma en todo lo que está destinado a ser, y cómo de esa planta surgen nuevas semillas en un ciclo que puede ser sin fin.
No hay nada separado, todo está interrelacionado en un sistema complejo que evoluciona y genera consciencia. Los árboles, los micelios, los humanos, los animales, todos somos diferentes expresiones de una Vida que es y que nos une.
Es momento de volver a observar, con tiempo, con consciencia, con amor. Es momento de aprender de ella a gestionar la abundancia, la riqueza, los recursos, la diversidad. Es momento de utilizar nuestra inteligencia y nuestra creatividad al servicio de la Vida, no del expolio de la misma.
Algún día descubriremos que las relaciones entre nosotros son más importantes que nosotros mismos, que lo que nos construye o nos destruye son los vínculos que establecemos con todo lo que existe. Que lo que define una canción no son las notas, sino las relaciones entre ellas. Algún día aprenderemos a conocer y respectar la función única de cada elemento, sea mineral, vegetal o mineral. Algún día nos daremos cuenta de que todas las funciones son importantes y repercuten en las de todos los demás. Que la fuerza está en mantener la coherencia en la diversidad. Y que la vida no tiene opuesto, que la muerte es solo lo opuesto al nacimiento.
Podemos (y debemos) construir relaciones sanas con todo lo que existe. Podemos estar sobre el planeta sin ser una lacra, siendo parte de la expresión de la vida, y sosteniendo cada forma de vida con respeto y consciencia.
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