Quo Vadis, Ciencia (a donde vas, ciencia)
Nov 16, 2023Imagínate que tomas un avión porque quieres ir a Bogotá. Pero sin que tu lo sepas, alguien entra en la cabina del piloto y le fuerza a ir a Buenos Aires. Tu estás arriba, disfrutando de tu película, tu vuelo, incluso tu comida... pero estás yendo en dirección diferente a lo que querías y creías. Puede que al llegar a tu destino te des cuenta de que ese no era el lugar donde querías ir. Puede que no, pero durante todo el viaje has estado engañado.
Así es como yo veo la situación actual de la ciencia. Lejos de ser un método para conocer la verdadera naturaleza de las cosas, (como era el significado de la palabra Physis en griego), la ciencia se ha convertido en un vehículo de adoctrinamiento y muchas veces, de ir en contra de la verdad. A continuación te voy a explicar por qué lo veo así.
En realidad, la ciencia se basa en un CÓMO más que en un QUÉ, es decir, hace más énfasis en la metodología por la que obtenemos conocimiento que en el tema en sí que deseemos estudiar. Es decir, para la ciencia, debería ser igual estudiar el efecto de la luna en el apareamiento de los caracoles que la ley de la gravedad. La ciencia propone un método por el que llegar al conocimiento y establecer leyes que nos permitan comprender y predecir.
Sin embargo, desde hace muchos años, la ciencia ya no sirve a ese propósito. Llena de dogmas, de creencias y de falta de sentido común, la ciencia parece haber perdido muchos COMO y algunos QUE.
Si hablamos de CÓMO, de método, la ciencia ha perdido uno realmente importante: el contraste. La famosa "discusión" científica en la que se contraponen mis ideas a las de otros autores. Se impone una única verdad, monolítica, y se acallan las voces disidentes. Así, la ciencia se vuelve arrogante y dogmática, donde los que observan y sacan conclusiones diferentes son tachados de "negacionistas", o dicho de otra manera, de herejes. Así ha pasado a lo largo de la historia, y este momento no es una excepción.
Otro punto que también ha sido alterado fuertemente es el del contexto. Cuando las cosas las sacas de contexto pueden cobrar significado totalmente diferente. Muchos científicos tienen un contexto muy pequeño en el cual sus experimentos tienen mucho sentido y son "buenos". Pero a veces hay contextos más grandes que no nos muestran, y que hacen que aquello que estamos investigando forme parte de una investigación de dudosa ética o consecuencias nefastas para la humanidad, algo que nunca haríamos si tuviéramos la imagen completa.
También me llama supremamente la atención la arrogancia que últimamente acompaña a algunos llamados científicos. Precisamente, la ciencia se basa en la humildad, en el reconocimiento de la propia ignorancia, y la curiosidad y el amor por el conocimiento. En lugar de esa actitud, que abre puertas a miradas diferentes y a teorías distintas, la arrogancia imperante pretende dejar una única mirada sobre la vida: la de los que pagan las investigaciones, compran todos los institutos de investigación e incluso las entidades nacionales y supranacionales. Presuntos "filántropos" que riegan de millones ciertas líneas de investigación mientras otras se asfixian por la falta de medios. Así, los resultados siempre van hacia el mismo. ¿Cual? Sigue la pista del dinero...
Recuerdo cuando hacía mi tesis doctoral, que me recomendaron que nunca dijera que hacía "ciencia básica" (es decir, ciencia por el amor a la ciencia), porque está mal visto. En una sociedad materialista todo tiene que tener una aplicación, una patente, un rédito económico. Y ahí entramos en los QUÉ que han sido secuestrados.
Comenzando por la propia teoría de cómo surge la vida, como fruto del error, azar y necesidad, la relación del hombre en el mundo, con el resto de seres vivos y con el planeta se ha distorsionado. La ciencia proclama una naturaleza amenazante, una lucha de robots biológicos, una demonización de bacterias y virus, y una absoluta pérdida de la dignidad humana, puesto que el hombre no es más que "el sueño de un mono loco".
No solo la biología ha sido secuestrada, también la física, el electromagnetismo, el éter, el hidrógeno, el lenguaje, la economía, la política, las relaciones humanas, las religiones... Todos los QUÉ posibles han sido distorsionados, precocinados y sin posibilidad de ampliar la mirada. Y, por cierto, solo cuando ampliamos la mirada podemos explicar ciertas cosas que nuestra ciencia actual no consigue explicar ni entender.
Por eso creé la Universidad Viviente del Terreno, a imagen de la antigua Biblioteca de Alejandría, como un lugar donde preservar la ciencia que aún no ha sido secuestrada, el conocimiento proscrito, prohibido, denostado, destruido... los vestigios de una verdad más grande, que sí nos permite explicar la verdadera naturaleza de lo que somos.
Bienvenido a tu casa, la casa de todos, el lugar donde no perdemos la curiosidad por aprender, el gozo de acercarnos a la verdad y la humildad de saber que todavía nos queda muchísimo por recorrer. Bienvenido al intento de hombres y mujeres que no se rinden ante la adversidad, que anteponen el bien de los demás a su propia comodidad, que han arriesgado sus carreras profesionales (y en muchos casos, las han sacrificado) en aras de que el conocimiento llegue a todos, porque solo la verdad nos hará libres.
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